Las casas de Cordero

En estos momentos que atravesamos dificultades económicas, soñamos muchas veces con que nos toque la lotería. Pues bien, en la primera mitad del siglo XIX hubo un ciudadano que sí logró acertar todas las combinaciones ganadoras de la lotería nacional.

Su nombre era Santiago Alonso Cordero y era natural de León. La historia cuenta que fue tal el premio que ganó que el Estado se vio incapaz de poder pagarle. Había que buscar una solución a esta situación.

Santiago Alonso Cordero

Fuente: página web del Museo Romántico

La oferta que el Gobierno le hizo al afortunado consistió en pagarle una parte en metálico y otra en terrenos. En concreto, le donaría los terrenos del convento de San Felipe el Real, adquiridos por el Estado fruto de la desamortización de Mendizábal. A cambio, el maragato se comprometería a levantar un edificio de viviendas. Dicho y hecho. En 1846 se terminaron de construir las conocidas como «casas de Cordero«. Fueron en total seis edificios que ocuparon toda una manzana: cien lujosos apartamentos distribuidos por siete patios centrales, con almacenes y locales comerciales, además de unos baños públicos y una elegante casa de huéspedes conocida como «La Vizcaína«. Las casas de Cordero fueron consideradas entonces como uno de los mejores edificios del Madrid decimonónico.

Casas del Cordero

A pesar de que aún siguen en pie, las casas de Cordero han perdido ese esplendor original. Unos recreativos y un MacDonald’s ocupan sus bajos, cambiando completamente la lujosa decoración. Como recuerdo, aún quedan la placa con el año de finalización de las obras (1846) sobre la entrada principal y el escudo de armas de la familia del promotor, en la esquina de la calle Mayor con la de Esparteros. Entre máquinas tragaperras, aún puede apreciarse la arcada de uno de los patios, y a la derecha, en el vestíbulo de la entrada a los salones recreativos, se conserva la vieja escalera con su pasamanos de hierro y las vigas del siglo XIX.

Escudo de armas de la familia Cordero

Ahora que conocéis esta historia de azar, ¿no os parece un poco raro que lograse acertar todas las combinaciones? ¡Sí, estáis en lo cierto! Todo estaba amañado… Cordero tenía una fortuna en dinero negro y estaba interesado en comprar esos terrenos, además del Estado en venderlos. Así que, aprovechando su amistad con el ministro Mendizábal, Cordero blanqueó parte de su fortuna en la operación y difundió la historia de la lotería para encubrirla.